Después de casi tres años, el iPhone 5S que venía usando empezaba a dar las primeras señales de agotamiento: la batería casi no daba ya autonomía para un día y tenía que andar siempre con el Powerbank.
Así que aprovechando la presentación del nuevo iPhone en septiembre, decidí cambiar el terminal; estuve mirando por Internet los precios que tienen, para evitar el contrato que firmé con Vodafone y el iPhone 4; después de ver que lo más interesante era Yoigo, Orange y Movistar; así que estuve preguntando para financiarlo conjuntamente con la cuota mensual.
Y de momento, tras algunas semanas de uso, contento con el terminal; algo más grande que el anterior (y a su vez que el 4); aunque fácil de familiarizarse con él y con muchos trucos para poder usar toda la pantalla de forma sencilla; el hardware mejor adaptado a las aplicaciones actuales y una nueva cámara de 12 MP y 1.8 de diafragma; aunque de eso hablaré en otro momento.