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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

Nos vamos de Despedida

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IMG_4081 Se acerca la fecha de la boda, y los amigos de Granada no querían que pasasemos sin una despedida; aunque querían que fuese sorpresa completa. El pasado viernes 28, Sandra me llevó a Granada engañado, pensando que tenía que ir al sastre para una prueba; cuando tras dejar el coche en el parking me encontré de improviso con Emilio; ¡Que casualidad! Y acto seguido hizo su aparición Repiso y Juanele… Sandra me dió un macuto y me soltó con los amigos. ¡El plan había funcionado! Nos montamos en el coche de Juanele y sin saber el destino llegamos a Málaga donde recogimos a Arturo y continuamos marcha hasta Conil; un bonito pueblo costero de Cádiz, lugar ideal de vacaciones para disfrutar de la playa, el Sol y el atún: habían alquialdo una casa en una urbanización para todo el fin de semana y poder disfrutar allí de la despedida. Después de arreglarnos y adecentarnos un poco, salimos a cenar en los sitios que nos recomendaron para luego ir a salir al centro del pueblo donde hay varios pubs y discotecas, donde va la gente joven. (A ver quién es el guapo que sigue pensando que seguimos siendo gente joven). El sábado comenzamos por ir a la playa; cogimos el coche para llegar pronto, y debajo de unos pinos junto a la playa aparcamos, nos embadurnamos bien en crema y estuvimos en la playa descansando, remojándonos y recordando tiempos pasados universitarios; para luego ir a comer los productos del mar a un chiringuito cercano, ya en un pequeño puerto. Volvimos a la casa a descansar un poco y volvimos a irnos a otra playa; esta vez a una que había justo debajo de la casa, y a la vuelta paramos en la piscina de la urbanización; para arreglarnos otra vez y salir; esta vez para probar un bar del pueblo, especializados en atún encebollado; donde hicimos una buena elección con el atún. Y después para salir a tomar una copa cambiamos tanta discoteca por pubs; más a nuestro gusto y también más tranquilos. Y el domingo se terminó lo bueno; recogimos; Emilio sacó el olvidado traje de bávaro, que ya no sirvió para nada, y nos montamos en los coches para volvernos a casa; paramos en Málaga para almorzar y me devolvieron en Granada, donde cogí el autobús para Jaén. ¡Grandes momentos con grandes amigos!

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